viernes, 18 de diciembre de 2015

"Fin de ciclo"


Conocer a Joan Brossa es una de las cosas que me llevo de haber cursado esta asignatura. La información nunca deja indiferente a quien la recibe, y haber abierto la puerta a la interpretación de sus obras ha sido una oportunidad para descubrir el ingenio que hay en ellas.

 Y de la misma forma como en el poema se muestra a diferentes categorías gramaticales que "cambian de vestido", así he vivido un poco lo que fuimos viendo en la asignatura; muchas formas de introducir la literatura en clase de ELE, primero un texto literario que integre uno no literario, luego el texto "se va del escenario" para ponerse "el vestido" de un texto que sirva para trabajar algún elemento lingüístico, y más.

Ha sido una asignatura muy práctica, totalmente aplicable al uso profesional. Es cierto que ha habido bastante trabajo, pero en este caso ha valido la pena. Las clases han sido un espacio para compartir y enriquecernos mutuamente. 





Me ha servido para quitarme el miedo a trabajar literatura en clase, y también para adquirir herramientas que son útiles y variadas para crear las actividades; ha sido una forma amena y provechosa de explorar el mundo (al principio desconocido) de la literatura aplicada al Español como Lengua Extranjera.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Biografía literaria




La primera imagen puede impresionar un poco al principio. La primera palabra que me viene a la mente cuando la veo es un verbo bastante claro: forzar. Ahora me da mucha pena pero desgraciadamente mi primera inmersión en la lectura fue así, a la fuerza.  De pequeña recuerdo que la lectura no me atraía, la actividad me resultaba tediosa; recuerdo que a muchos de mis compañeros sí les gustaba y yo también quería que me gustara... pero eso no ocurrió hasta pasados bastantes años.

Fui creciendo y me fui reconciliando con los libros; me empezó a atraer la poesía, empecé a escribir. Era otra forma de expresar lo que me ocurría por dentro.


Más adelante, cursé el bachillerato humanístico porque parecía que las letras se me daban bien; la lengua me gustaba. El primer día de clase nos dijeron que seguramente estábamos allí porque nos encantaba leer. No me sentí identificada con la afirmación pero no me eché atrás. El primer año tuve una profesora magnífica, apasionada por la literatura, que me contagió su amor por Lope de Vega, García Marquez, Casona, Mihura... fue la primera vez que leí teatro, y me gustó mucho. Luego también me interesé por autores menos clásicos como Jorge Bucay, Mario Alonso Puig, Mario Benedetti, Paulo Coelho entre otros menos conocidos.




La asignatura me llamó la atención primero porque me hablaron muy bien de la profesora, y segundo porque creo que la literatura, la buena, no se trabaja mucho en clase o requiere trabajo extra para introducir. En ningún manual de los que he visto se ha intentado trabajar algún texto original literario. Con lo cual vi en esta asignatura una oportunidad para obtener recursos y herramientas para poder introducir a los alumnos en la literatura hispánica de una forma más atrayente que presentándoles la biografía de algún autor célebre.

Creo que lo que puedo aportar es el punto de vista de alguien que ha estado en los dos lados, en el de no sentirse atraído por la lectura y en el de apreciarla y disfrutarla; ya que nos podemos encontrar con algún alumno que no le interese incursionarse en la lectura en español. También es bueno considerar este aspecto y así o intentar motivarlo o aceptar la realidad sin frustrarnos.

Ligado con esto, me gustaría compartir una anécdota que ocurrió durante una clase en mi periodo de prácticas. Tuve que preparar una actividad que iba sobre pintores españoles. En una secuencia de la actividad, como me interesa mucho el tema de la inteligencia emocional, se me ocurrió implicarlos mediante una serie de preguntas relativas a qué veían en el cuadro, qué emociones les suscitaban, etc. Cuando terminó la clase y más tarde mi tutor me envió su valoración, me dijo que la actividad había estado muy bien, pero me recomendó tener cuidado porque me podía encontrar alumnos como una de las que estaba allí presente que le comentó que a ella no le interesaba para nada el arte, y no le provocaba ninguna emoción. En esa ocasión, como me gusta mucho el arte, no se me ocurrió que podría haber alguien que no le gustara. En este caso, a la alumna sí que le provocaba una emoción: indiferencia. Lo que extraigo de esta experiencia, pues, es también dar lugar a ese tipo de emociones sin dejar de intentar sacar algo positivo de ello. En esta situación, por ejemplo, esta alumna también podría haber hablado de esa indiferencia o explicar por qué no le gustaban los cuadros o el arte en general.

Antes de la primera clase de la asignatura, pensaba que la literatura solo podía servir como un recurso más para trabajar lengua y vocabulario. Ahora, lo veo como una posibilidad para implicar a los alumnos e introducirlos en nuestra cultura de una forma más sutil y atractiva.


sábado, 21 de marzo de 2015

Tercera parte del diario visual; otra pieza para el puzzle

Lo que quiero expresar con la primera imagen es lo que hablamos en clase sobre la coherencia entre el objetivo y las actividades. Es importante tener el objetivo claro ya que las actividades  son una de las herramientas del andamiaje que nos sirven para guiar al alumno hacia el objetivo final. Es importante por lo tanto, preguntarnos por qué y para qué hacemos la actividad, de lo contrario posiblemente invertiremos tiempo en preparar una actividad que a nosotros nos motiva pero que no sirve para alcanzar el objetivo, por lo que habremos gastado tiempo en vano, y podríamos encontrarnos con que los alumnos tampoco tendrían claro    para qué están haciendo la actividad.


Por otro lado, creo que también es importante brindarle ayuda al alumno para que sea más autónomo, como dice David Little, en el sentido de aceptar que tiene una responsabilidad para con su aprendizaje; autónomo no significa autodidacta, por lo que la intención no es que ellos carguen con todo el trabajo sino que sean conscientes que el aprendizaje, en este caso, es cosa de dos.
Y ello nos lleva al flow. Si el alumno asume que tiene una responsabilidad en su aprendizaje su actitud ante este será positiva, no será una actitud relacionada con el deber ("tengo que prestar atención en clase" por ejemplo) lo cual favorecerá su motivación. Como profesores también podemos ayudar para potenciar este flow, en la medida en que no creemos retos que estén fuera de su zona de desarrollo próximo y establecer objetivos y metas claras, por ejemplo.                

miércoles, 4 de febrero de 2015

Otra perspectiva






Árbol con un rostro
Siguiendo la idea del árbol del post "Aprendizaje de LE en una imagen" esta vez, la perspectiva es diferente. El anterior árbol es un yo visto más desde el punto de vista de aprendiz. En este caso, como futura profesora que quiero ser, el punto de partida es un yo profesor.

¿Cómo ser un buen profesor?

Desde el punto de vista constructivista no existe una sola forma adecuada de enseñar. Por eso, es necesario buscar y encontrar la forma de enseñanza con la que uno se sienta más cómodo. Aquella que te ayude a establecer criterios de actuación que te permitan descubrir las necesidades de los alumnos, y te brinde la capacidad para resolver los problemas que puedan surgir.

Para ello, también es importante tener claro qué creencias tenemos, porque sin quererlo, también las transmitimos a los alumnos.

En definitiva, la imagen pretende reflejar este "profesional reflexivo" que es recomendable ser para ejercer una profesión más plena y enriquecedora.







Imagen sacada de Webalia "Árbol con un rostro". Disponible en: http://webalia.com/fotos-animales-flores/arbol-con-un-rostro/gmx-niv88-con4968010.htm

 



                     

domingo, 25 de enero de 2015

¿Tecnófobo o tecnófilo?









Para ser sincera, cada vez que me proponen hacer algo relacionado con la tecnología que esté fuera de las actividades "cotidianas", como para mi, por ejemplo instalar un programa nuevo, la sensación inicial que me surge se acerca a la angustia.

En el caso de instalar un programa nuevo porque no sabes si después de instalarlo:  1) puedes bajarte sin querer algún virus, 2) el ordenador te va más lento que antes, cosa que me pone muy nerviosa porque para los cuatro programas que más uso (típico Word, Power Point, etc.) lo mínimo que espero es que no me tarden cinco minutos en abrir por culpa de otro programa que seguramente voy a usar tres veces...

La sensación de angustia viene provocada también porque la informática no es un idioma que tenga muy controlado. Puedo intuir muchas cosas y me defiendo, pero es siempre ir con pies de plomo; porque no vaya a ser que toque algo y se borre todo. Lo cual hace que tenga que invertir un tiempo considerable para aprender este idioma ya que se sale de mi zona de confort. Afortunadamente por lo general siempre tengo alguna persona que me pueda ayudar, o que lo haga por mí, (hay que optimizar el tiempo y ver los recursos que uno tiene).

Pese a todo, como dije antes la tecnología se encuentra fuera de mi zona de confort  y estoy dispuesta a ampliarla, por lo tanto sí que me considero una tecnófoba pero con voluntad para curarme; y "curarme" significa un equilibrio ya que tampoco me interesa ser tecnófila.

Y digo esto porque relacionándolo con el uso de las TIC en clase, creo que sí que es una herramienta muy útil para integrar en el aula de ELE, sobre todo porque ahora cada vez menos gente puede disponer de una impresora y les es más fácil enviar las redacciones en formato digital por ejemplo.


Sin embargo, siempre tuve recelo a la tecnología por el hecho de que cada vez existe más interacción virtual y menos personal.  Es cierto que para algunos aspectos los avances tecnológicos son realmente útiles y  facilitan mucho la vida pero, por otro lado, me da mucha pena ver que se está yendo por el camino del extremo, cuando ves que por la calle la gente camina viendo su móvil en lugar de vivir el momento presente.




Fuente de imagen: Tec de Monterrey. (2010). Tecnofílico vs tecnofóbico [Imagen]. Recuperado de: http://publidinf.mty.itesm.mx/publidinfvirtual/panorama/Archivo/historietas/historieta218.gif

domingo, 18 de enero de 2015

Aprendizaje de LE en una imagen




Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en mi aprendizaje de lenguas extranjeras es la riqueza que me ha aportado. Aprender una nueva lengua es como abrir una puerta a otra forma de interpretar el mundo. Por eso, me represento con un árbol y las lenguas las ramas que van creciendo y contribuyendo a enriquecer y formar mi visión del mundo.













Imagen sacada del blog APCS. Al parque, conectando sentidos. http://alparquetv.blogspot.com.es/